jueves, 12 de junio de 2014

Las dos riquezas

Del blog de Eloy Moreno
Un día, un padre y un hijo que pertenecían a una familia rica, decidieron pasar un fin de semana en el campo. En realidad era una idea del padre para demostrarle a su pequeño lo afortunados que eran por tener tantas cosas y para que se sintiera orgulloso de todo el dinero del que gozaban.
Ambos estuvieron dos días alojados en una granja de campesinos muy humildes.
El domingo por la tarde, cuando ya regresaban a casa, el padre -lleno de orgullo- le preguntó a su hijo:
-Bueno, y qué tal hijo mío, ¿qué te ha parecido la experiencia?
-Bien… -contestó el niño con un tono triste.
-¿Te has dado cuenta de la diferencia entre la pobreza y la riqueza?
-Sí… -contestó de nuevo mirando hacia otro lado.
El padre observó que a su hijo le pasaba algo y paró a un lado de la carretera.
-¿Qué ocurre?
En ese momento el niño se abalanzó sobre él y le dió un fuerte abrazo.
-Gracias, Papá, muchas gracias. Gracias por este fin de semana tan especial. Gracias por enseñarme que, aunque nosotros sólo tenemos una piscina, hay gente que tiene un río con peces. He aprendido que nosotros tenemos un perro y ellos cuatro; que nosotros tenemos que hacer kilómetros para comprar comida y ellos salen al patio y la pueden coger de la tierra; que nosotros vivimos encerrados entre cámaras y alarmas y ellos viven con las puertas abiertas… Gracias por enseñarme un lugar donde la comida sabe a leña y por la noche se ven las estrellas. Gracias por enseñarme que existen familias donde los padres no trabajan a todas horas y están mucho más tiempo con sus hijos. Papá, ojalá algún día podamos ser tan ricos como ellos.

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